Desde el inicio de su papado, en el año 2013, Francisco trabajo incansablemente por defender a los derechos de las trabajadoras y los trabajadores de todo el mundo de las consecuencias de la “cultura del descarte”.

La dignidad del trabajador, el derecho a una remuneración justa y el sentido mismo del trabajo son solo algunos de los preceptos que el Papa se encargó de jerarquizar desde su trascendental rol, transformándose en una potente voz en defensa de las familias trabajadoras, pero también de los desposeídos y los excluidos.

Sin dudas, hoy, la CGT despide al argentino más grande e influyente de la historia. Su legado en el corazón y en la memoria colectiva del pueblo persistirá eternamente.